Menu Principal:
Cap. 10
Sumario
1. Introducción
2. Fundamentos del revelado
3. Carga de la película
4. El revelado
5. El baño de paro
6. El fijado
7. El lavado
8. El secado
9. Defectos del negativo
10. Forzados
11. Tipos de reveladores
12. Autoevaluación
1.- INTRODUCCIÓN
El revelado del negativo es una de las etapas más sencillas de la fotografía, sus fundamentos se conocen desde hace un siglo y apenas queda nada que descubrir, basta con decir que los mejores reveladores no han variado en los últimos cincuenta años.
Aunque se trata de un proceso muy sencillo, su importancia es fundamental y hay que realizarlo correctamente. Un error durante la realización de la copia trae consigo únicamente su repetición, pero estropear el negativo durante su revelado, implica muchas veces la repetición de la toma y esto no siempre es posible.
Algunos errores durante la exposición del negativo, pueden corregirse durante el proceso de revelado. Una película subexpuesta o con poco contraste puede arreglarse, como veremos más adelante, prolongando el tiempo de revelado.
El hecho de que el proceso de revelado sea una etapa decisiva y precise de ciertas manipulaciones en total oscuridad, unido a la existencia de reveladores con distintas características, ha convertido este proceso en algo misterioso y complejo, cuando en realidad es muy fácil y sencillo.
2.- FUNDAMENTOS DEL REVELADO
Antes de exponer la película los cristales de haluro de plata tiene un color lechoso. Cuando recibe pequeñas cantidades de luz durante la exposición, son tan pocos los átomos convertidos en plata metálica negra, que no se percibe ningún cambio de tono, pero la imagen ya está impresionada, es la IMAGEN LATENTE.
Para amplificar el tamaño de estos puntos negros a manchas perceptibles, se recurre a un baño químico conocido como revelador que actúa transformando en plata metálica negra todos los cristales de haluro que poseen algún átomo de plata, estos pequeños puntos iniciales se denominan NÚCLEOS DE REVELADO.
Tenemos por tanto dos procesos: uno fotoquímico que transforma los haluros de plata en plata metálica al recibir un fotón y otro químico mediante el que las sales de plata con núcleos de revelado, pierden su átomo de bromo, cloro o yodo y se reducen a plata metálica.
Si revelamos un trozo de película virgen no ocurre ninguna reducción y la película no se ennegrece. Por el contrario, una película velada transforma todos su cristales en plata metálica y aparece totalmente negra.
Si revelamos un trozo de película virgen no ocurre ninguna reducción y la película no se ennegrece. Por el contrario, una película velada transforma todos su cristales en plata metálica y aparece totalmente negra.
Todos los reveladores tiene un pH más o menos básico, algunos son muy alcalinos. El revelador se va gastando a medida que recibe deshechos (iones de Br, Cl, y residuos químicos de las capas de la película.
Por otra parte, en la emulsión existen todavía cristales de haluro de plata que no han sido transformados en plata metálica y que si no los eliminamos ahora, cuando obtengamos el negativo se oscurecerán con la luz y estropearán los resultados.
Estos cristales sin reducir, pueden disolverse en un medio ácido como el que llevan los fijadores, pero debido a la alcalinidad del revelador, al pasar el negativo de un medio a otro se produce un descenso de pH en el fijador que lo estropearía en un par de sesiones.
Por tanto, se establece una etapa intermedia entre el revelador y el fijador consistente en un baño ácido que actúa como amortiguador del pH, es el llamado BAÑO DE PARO.
Al finalizar el proceso, la película sigue siendo ácida y se encuentra empapada productos y residuos químicos que conviene eliminar para conseguir una imagen estable en el tiempo, es la ETAPA DE LAVADO.
Comprendido el funcionamiento teórico del revelado, pasamos a ver cada paso por separado ampliando su esquema práctico.
3.- LA CARGA DE LA PELÍCULA
Antes de comenzar el revelado de una película, hay que comprobar si tenemos todos los útiles necesarios para el proceso y que son:
Una vez rebobinado el carrete y extraído el chasis de la cámara, debemos introducir la película en un recipiente estanco a la luz donde se realizará todo el proceso.
Aunque existen varios métodos de revelado y cada formato de negativo tiene un sistema de carga, sólo vamos a explicar el proceso con negativos de paso universal revelados en tanques pequeños de un par de espirales, por ser estos los más sencillos y accesibles para el aficionado.
Un tanque consiste en un recipiente cilíndrico en el que se pueden introducir líquidos sin que penetre la luz. Suelen ser de plástico negro con una tapa a rosca provista de una entrada para líquidos en forma de embudo. Dentro se encuentran una o varias espirales desmontables por la mitad, que permiten conservar la película enrollada sin que entren en contacto sus vueltas al tiempo que facilitan el acceso del revelador a toda su superficie. Las espirales se insertan en un eje que puede accionarse desde fuera para agitar las espirales.
Con este tipo de tanque sólo es necesario apagar la luz durante la carga de las espirales y, una vez cerrado el tanque, el resto del proceso puede hacerse con luz normal. La oscuridad que se precisa en la habitación tiene que ser total, y debemos ser tanto más cuidadosos cuanto mas rápida sea la película.
Antes de apagar la luz, conviene recordar bien donde dejamos los objetos necesario para la carga del tanque, porque una vez abierto el chasis ya no podremos encender la luz hasta que está a salvo dentro del tanque.
Los fotógrafos que revelan sus propios negativos, suelen dejar al rebobinar la lengüeta de la película fuera del chasis para poder cortarla antes de apagar la luz. Cuando se corta la lengüeta conviene hacerlo entre dos perforaciones por que así entra mejor en la espiral. Si se nos ha metido al rebobinar, habrá que hacer esto a oscuras.
Una vez apagada la luz y en total oscuridad, se abre el chasis y se corta la lengüeta según hemos dicho. La película se introduce un par de centímetros en la espiral por el extremo cortado y se hacen girar sus dos mitades; de esta forma la película penetra sola hasta el final.
Este paso es el más complicado para el novato y hay que practicarlo primero con una película vieja y con la luz encendida.
Cuando notemos que va a penetrar el extremo final unido al eje del chasis, cortamos la película lo más cerca posible del mismo y seguimos accionando las espirales hasta que penetre por completo.
Si durante la carga notamos cualquier resistencia en las espirales, conviene sacar la película, separando las dos mitades, y volver a empezar. Durante todo el proceso hay que evitar sobar el negativo. Si las espirales no están totalmente secas, resulta casi imposible introducir la película.
Una vez introducidas las espirales y cerrada la tapa puede encenderse la luz.
4.- EL REVELADO
Aunque no resulta imprescindible, antes del revelado se suele realizar una fase de REMOJO INICIAL que consiste en llenar un par de minutos el tanque con agua a la misma temperatura a que se utilizará el revelador.
La etapa de remojo inicial aporta las siguientes ventajas:
1. Evita o atenúa la formación de burbujas al introducir el revelador, con lo que se evitan los lunares que producen estas en el negativo.
2. Empapa e hincha la gelatina, lo que favorece la absorción del revelador y consigue que el revelado sea más uniforme.
3. Elimina la capa antihalo. Con ello evitamos que sus colorantes pasen al revelador y así alargamos su vida útil.
4. Acomoda el tanque y la película a la temperatura de revelado y evita que éstos modifiquen la temperatura del revelador.
El remojo resulta muy aconsejable especialmente cuando la temperatura de ambiente está por encima de los 25º o por debajo de los 19º, o cuando el tiempo de revelado es inferior a 5 minutos.
El tiempo de revelado varía con el tipo de película, la marca y dilución del revelador y la temperatura a que se efectúe el proceso.
Por lo general en todos los envases de revelador figuran los tiempos y temperaturas de revelado de las principales películas. Estos datos son un punto de partida que luego, con la experiencia, acabaremos modificando ligeramente a nuestro gusto.
Una vez remojado el film, se tira el agua y se introduce el revelador a la temperatura recomendada por el fabricante (por lo general 20 o 24º) y se acciona el cronómetro.
Nada más llenar el tanque, damos un par de golpes contra la superficie de trabajo para eliminar las burbujas de aire que hayan podido adherirse a la película y comenzamos la agitación que ha de ser homogénea y suave.
El tanque, durante todas las etapas del revelado, debe agitarse para renovar la capa de reactivos en contacto con la superficie de la película, esta agitación puede realizarse de dos formas en función del diseño y modelo de tanque:
En ambos casos se realiza una agitación inicial constante durante los 30 primeros segundos de revelado y luego se agita cinco segundos cada 30 segundos, hasta finalizar el proceso.
En fotografía, si queremos adquirir experiencia, resulta fundamental que los resultados puedan ser reproducibles, para ello hay que mantener constante el mayor número de parámetros y luego, una vez dominado el proceso, podremos modificar si queremos cada uno por separado.
Los factores que intensifican el revelado son: temperaturas altas, revelador concentrado y agitación intensa.
La intensidad del revelado aumenta el contraste de la imagen y el efecto de grano.
5.- EL BAÑO DE PARO
Cuando faltan unos 5 segundos para terminar el revelado vaciamos rápidamente el tanque e introducimos el baño de paro golpeando y agitando el tanque al igual que hicimos con el revelador.
El baño de paro realiza su función en 5 ó 10 segundos, por lo que este paso resulta el más corto (15 ó 30 segundos).
El baño de paro más utilizado es un dilución de un ácido débil en agua (por lo general acético al 3%).
Resulta conveniente que todos los líquidos del proceso se encuentren a la misma temperatura.
La acción del baño de paro es doble: por un lado detiene automáticamente el revelado debido al cambio brusco de pH que se produce al pasar de un medio básico (revelador) a uno ácido (baño de paro), y por otro, evita la contaminación y el agotamiento prematuro del fijador (también ácido).
Cuando el revelado es superior a los 10 minutos y por tanto ya no es tan importante una detención brusca del proceso, puede sustituirse el baño de paro por un simple lavado con agua.
6.- EL FIJADO
Al llegar a esta etapa la película tiene una imagen negativa de plata metálica negra, junto a sales de plata blancas que ocupan las zonas complementarias. Si no realizásemos el fijado, las zonas blancas opacas impedirían el positivado y además estas zonas acabarían por ennegrecerse estropeando el negativo.
Se conocen muchas sustancias con propiedades fijadoras, pero la mejor de todas en cuanto a estabilidad, rendimiento y precio, es el tiosulfato sódico, conocido también como hiposulfito o simplemente "hipo".
El tiempo de fijado varía con el tipo de emulsión, la temperatura, la composición química del fijador, etc. Aunque por lo general el fabricante lo indica en el envase, y oscila entre los 3 y los 5 minutos, una regla muy antigua para calcularlo es fijar el doble del tiempo que tarda la película en perder su tono lechoso. A los 15 ó 30 segundos de comenzar el fijado la película puede observarse ya con luz blanca.
Aunque el tiempo de fijado no es tan crítico como el de revelado, no conviene superar los 20 minutos por que comenzarían a debilitarse las imágenes.
Un litro de fijador vale generalmente para fijar unos 20 rollos de 35 mm.
7.- EL LAVADO
Este paso resulta fundamental para asegurar la conservación de la película con el tiempo. En el se eliminan todos los compuestos solubles originados durante el revelado, así como los restos de hiposulfito del fijador, que a la larga oscurecerían la película.
El lavado se realiza haciendo discurrir agua corriente por el interior del tanque durante el un periodo que oscila entre los 15 y los 60 minutos. Las temperaturas inferiores a 15º disminuyen considerablemente la eficacia del lavado, por lo que en invierno se aconseja prolongar el tiempo.
El lavado ideal dura a 20º al menos 30 minutos y puede completarse con un aclarado final en agua destilada si el agua es muy calcárea, y finalmente con un HUMECTADO.
Este paso consiste en llenar el tanque con un líquido humectante para disminuir la tensión superficial de la película. Con ello se consigue que el agua del lavado escurra más fácilmente y las gotas no formen manchas al secarse.
Un humectador es simplemente un detergente con algún aditivo endurecedor de la película. Hay que gente que echa un par de gotas de lavavajillas en un litro de agua y lo utiliza cono humectador.
8.- EL SECADO
Una vez lavada la película se abre el tanque y se extraen con cuidado las espirales abriéndolas por la mitad para poder sacar fácilmente el film asiéndolo por su extremo velado.
Cuando la película está mojada y la gelatina hinchada, se vuelve extremadamente blanda, por lo que cualquier roce o huella dactilar producirá en el film un daño irreparable.
El negativo, cogido por el extremo, se sujeta con dos pinzas (la de abajo más pesada para evitar que se enrolle el film) y se pone a secar en un lugar libre de polvo a una temperatura no superior a los 50º (lo mejor, si no se tiene prisa, es hacerlo a temperatura de ambiente).
Algunas personas escurren la película para acelerar el secado pasándola entre los dedos o entre unas pinzas de goma, pero con este sistema se aumenta la probabilidad de arañarla.
A temperatura de ambiente, un negativo de celuloide tarda en secarse unos 20 o 30 minutos, este tiempo se puede acortar introduciendo la película, después del lavado, en una solución de alcohol metílico o isopropílico en agua, pero no suele realizarse más que en casos de extrema urgencia (reporteros, etc.).
Una vez seco hay que cortar el negativo cuanto antes e introducirlo en fundas protectoras a salvo del polvo.
Cuando la película está completamente seca, es el momento para evaluar los negativos y descubrir los defectos de la toma o del revelado.
9.- DEFECTOS DEL NEGATIVO
Para examinar un negativo lo ideal es hacerlo con una lupa sobre un fondo blanco iluminado. Son muchos los aspectos bajo los que se puede juzgar un negativo, así que, aunque pueden darse varios simultáneamente, vamos a verlos cada uno según el momento en que se producen y las posibilidades, si las hay, de ser corregidos.
Conviene aclarar de antemano que cuando nos referimos a luces o a sombras lo hacemos con respecto a las existentes en la escena o en la copia y no en el negativo.
CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN NEGATIVO:
La calidad de un negativo se evalúa en términos de densidad (transparencia y contraste) y éstos dependen del nivel de exposición y de la intensidad del revelado.
A. ERRORES DURANTE LA TOMA:
1. SUBEXPOSICIÓN:
Al igual que ocurre con el subrevelado, da lugar a negativos demasiado transparentes, pero en este caso no hay detalles en las sombras y además la numeración de los márgenes resulta perfectamente visible.
Al positivarlos dan detalle sólo en las partes más iluminadas de la escena y el resto resulta totalmente negro.
Si puede repetirse la toma, tendremos que aumentar la exposición abriendo el diafragma o utilizando una velocidad más lenta.
Si el negativo está ya impresionado y sospechamos que está subexpuesto (posiblemente por haber ajustado el fotómetro de la cámara a una sensibilidad de película mayor que la real), podemos salvarlo aumentando proporcionalmente el tiempo de revelado. Esta técnica, conocida como forzado, aumenta el contraste y el efecto de grano.
Si el error lo descubrimos tras revelar el negativo, poco puede hacerse para obtener una buena copia, lo mejor será oscurecerla al positivar para que al menos se reproduzcan bien los tonos medios y las altas luces.
2. SOBREEXPOSICIÓN:
La sobreexposición da lugar a negativos muy oscuros y densos y con menor contraste que los sobrerevelados.
Existe detalle en las sombras, pero no así en las luces que resultan sin detalle al corresponderse con zonas del negativo demasiado densas. La numeración del margen se lee también perfectamente.
Si no se puede repetir la toma aumentando el tiempo de exposición, puede arreglarse acortando el tiempo de revelado, aunque esto, puede disminuir excesivamente el contraste.
Un negativo sobreexpuesto y revelado normalmente queda demasiado denso aunque puede corregirse, en último caso, eliminando algo de plata con un compuesto a base de permanganato, llamado reductor de Farmer, pero con una aumento de la granulosidad general.
También puede mejorarse si lo positivamos sobre papel duro.
Un negativo soporta mejor un error de sobreexposición que de subexposición. En cualquier caso, si el error de exposición excede 1 diafragma y medio, poco puede hacerse para salvar la imagen.
B. ERRORES DURANTE EL REVELADO:
1. SUBREVELADO:
Estos negativos se conocen en seguida por que son muy claros y con poquísimo contraste.
A diferencia de los subexpuestos, las luces aparecen más débiles y grises y el negativo carece de negros profundos; las sombras conservan más detalle y además la numeración de los márgenes es muy débil o no aparece.
Los motivos pueden ser: un revelador agotado, demasiado diluido o a temperatura demasiado baja; aunque lo más corriente es que el revelado haya sido demasiado corto.
Existen tratamientos químicos de intensificación de imagen, pero lo más sencillo es solucionarlo positivando sobre papel muy duro para aumentar el contraste.
SOBREREVELADO:
Si observamos que el negativo está excesivamente denso y contrastado es que el revelado ha sido demasiado intenso.
Las sombras contienen buen detalle pero las luces son tan densas que se empastan y no transparentan ningún detalle. La copia final tiene un contraste excesivo con luces blancas y vacías.
La numeración del margen resulta demasiado negra y el nivel de velo y el grano general de la película resulta demasiado patente.
Sus causas habrá que buscarlas en un excesivo tiempo de revelado o en un revelador demasiado caliente o concentrado.
Puede mejorarse con un reductor químico o copiándolas sobre papel extrasuave.
Una negativo soporta mejor el sobrerevelado que el subrevelado, aunque con un aumento exagerado del grano.
Si nos fijamos un poco en los efectos que sobre la imagen producen los errores de exposición o revelado, podremos extraer las siguientes conclusiones:
Un buen fotógrafo sabe aprovecharse de esto para modificar una imagen. En fotografía artística el fotógrafo trata por lo general de conseguir la mayor gama de grises posible, junto con un gran detalle y poco grano.
Esto se consigue sobreexponiendo ligeramente la película y acortando un poco el tiempo de revelado. Para describir esto, en fotografía se utiliza mucho la siguiente expresión "EXPONER PARA LAS SOMBRAS Y REVELAR PARA LAS LUCES".
Medir la exposición en las zonas de sombra equivale a sobreexponer sobre la lectura general de la escena que nos da del fotómetro. En este paso podemos además desplazar el intervalo tonal hacia las luces o hacia las sombras, dependiendo de donde queramos obtener el màximo detalle. Revelar para las luces significa hacerlo en función de las zonas que han recibido más luz y por tanto equivale a subrevelar y bajar el contraste. De esta manera podemos conseguir fotos con un gran intervalo tonal y un contraste adecuado y mantener el grano a un nivel mínimo.
De igual forma, al fotografiar escenas de bajo contraste, como las efectuadas en condiciones de luz muy difusa, podemos aumentar el contraste general subexponiendo un poco y alargando el revelado.
Para dominar estas técnicas y conseguir resultados reproducibles es necesario acumular experiencia a base de anotar siempre todos lo datos: sensibilidad utilizada, dilución, temperatura y tiempo, junto con corto comentario o mejor aún, una muestra de la película. EL dominio sobre cada factor se consigue no modificando más que un parámetro cada vez.
C. OTROS ERRORES MUY COMUNES
1. Un sólo fotograma muy negro con los bordes borrosos y situado al comienzo de la película:
esto es señal de que se enganchó mal la lengüeta al carrete receptor, y al no avanzar, todas las fotos se han sobreimpresionado juntas y el resto está virgen.
2. Fotogramas mezclados a lo largo de toda la película:
Se ha utilizado dos veces el mismo negativo con la consiguiente sobreimpresión de imágenes.
3. Película en blanco sin numeración en el borde:
ha habido confusión de líquidos al revelar. Posiblemente se ha usado el paro o el fijador antes que el revelador.
4. Película en blanco con numeración en los bordes:
hemos revelado por error una película virgen.
5. Película totalmente negra:
Se ha velado al descargar la cámara sin rebobinar previamente, al cargar el tanque o antes del revelado.
6. Tono gris oscuro:
con velo en la mayor parte de la película y muchas veces con siluetas de perforaciones. El velado ha sido muy débil y ha ocurrido en la cámara o antes del revelado. Si la mancha es pequeña y partiendo de un borde se repite rítmicamente, suele ser a causa de un defecto del chasis que filtra luz.
7. Tono gris oscuro, pero con los fotogramas rodeados por una fina línea blanca: la película ha recibido algo de luz durante el revelado, posiblemente por haber cerrado mal el tanque. La numeración de los bordes es muy contrastada debido a una solarización parcial.
8. Bandas blancas que parten de las perforaciones:
Si además presenta un nivel de velo excesivo y poco contraste en toda la película, es señal de que el revelador estaba agotado.
9. Manchas claras:
El revelador no ha podido llegar a esa zona debido a que las espirales estaban mal cargadas y la película hacía contacto entre dos vueltas contiguas. Si existen además manchas en forma de media luna o de uña, es que la hemos doblado al forzarla a penetrar en la espiral.
10. Desigualdad de tono longitudinal:
el revelador no cubría por completo las espirales por haber utilizado un cantidad inadecuada. Revelando por agitación, sólo aparece la mitad de cada fotograma. Si se ha revelado invirtiendo el tanque, aparecen las dos partes pero una de ellas mucho más débil, la que estaba más arriba al revelar.
11. Bandas blancas que parten de las perforaciones, pero con un nivel de velo normal:
la agitación ha sido demasiado intensa y el revelador ha sufrido excesivas turbulencias la pasar por las perforaciones, con la consiguiente desigualdad en el revelado.
12. Velo dicróico:
la película aparece ligeramente velada y al observarse al trasluz aparece opalina en vez de transparente. Con luz reflejada su aspecto es lechoso. El tiempo de fijado ha sido demasiado corto o el fijador estaba agotado. Puede salvarse la película volviendo a repetir el fijado y el lavado.
13. Manchas circulares con reborde negro:
son residuos de gotas de agua la secarse. Si están por el lado del soporte pueden eliminarse repitiendo el lavado y humectado. En la cara de la emulsión son muy difíciles de quitar.
Rayas blancas y finas a lo largo de toda la película:
se producen generalmente por arañazos contra el fieltro del chasis sucio, al discurrir por el interior de la cámara, o al pasar los dedos o las pinzas de secado.
15. Manchas negras y pequeñas de forma arborescente:
velo causado por chispas de electricidad estática; se producen generalmente al rebobinar demasiado rápido en ambientes muy secos.
16. Imagen reticulada:
la imagen aparece muy granulosa y recorrida por grietas como el barro seco. La película ha sufrido un cambio brusco de temperatura durante el proceso de revelado, por no estar todos los líquidos a la misma temperatura. A veces se emplea como efecto artístico.
Para dominar bien el revelado conviene usar siempre el mismo revelador hasta conocer a fondo todas sus posibilidades, ya sea variando su dilución, temperatura o tiempo de acción.
Para comenzar lo mejor es utilizar un revelador de grano fino, con gran nitidez y acutancia, que consiga una amplia gradación tonal y que tenga un efecto muy compensador.
Reveladores ya preparados y que cumplan estos requisitos existen varios, pero por encima de todos destacan dos, que os recomendamos especialmente para iniciarse en fotografía, el D-76 de Kodak y el Rodinal de Agfa. Ambos, a pesar de tener más de medio siglo de vida, siguen siendo los más utilizados, tanto por aficionados como por profesionales, y son relativamente baratos.
Cada revelador, debido al tipo y proporción de los componentes químicos de su fórmula, proporciona unas determinadas características al material revelado como son: gradación tonal, contraste, granularidad, definición, etc.
Utilizando siempre el mismo revelador, y aunque se varíe dentro de ciertos límites su temperatura, concentración, agitación y tiempo de revelado, no se puede esperar un cambio muy grande debido a que su comportamiento se mueve dentro de ciertos límites.
Por consiguiente, cuando se persigue un fin concreto, lo mejor es utilizar un revelador formulado específicamente para ello, aunque su acción traiga consigo algún efecto secundario no deseado.
Debido a que las limitaciones de este curso nos impiden abordar la química fotográfica, vamos a ver sólo algunos ejemplos de reveladores comerciales ya preparados y sus propiedades.
A. REVELADORES DE GRANO FINO:
disminuyen la granulosidad final del negativo y favorecen la formación de un grano fino y homogéneo. Su acción viene también determinada por la sensibilidad de la película a revelar. Con una película muy rápida no conseguiremos nunca un grano muy fino aunque usemos un revelador de grano ultrafino.
Estos reveladores son los ideales para usar con películas de media y baja rapidez
Los de grano ultrafino disminuyen algo la sensibilidad efectiva de la película.
B. REVELADORES COMPENSADORES:
un revelador de este tipo, es aquel que tiende equilibrar las desigualdades de exposición que existan entre los diversos fotogramas de la película.
Algunos reveladores aumentan su carácter compensador al diluirlos en agua. Son ideales para negativos con ligeras desigualdades de exposición o tirados bajo diversas condiciones de luz.
Pertenecen a este grupo: Kodak D-76 (1:1), Agfa Rodinal (1:100), Agfa Refinal, Valca Finifen, etc.
C. REVELADORES DE ALTA ENERGÍA:
permiten extraer la máxima sensibilidad de una película. Películas de 400 ASA pueden actuar con estos reveladores como si fuesen de 800 ASA; por ello estos son los mejores reveladores para realizar forzados de más de un diafragma aunque a costa de elevar proporcionalmente tanto el grano, como el contraste y el nivel de velo.
Son de este tipo: Kodak HC-110, Agfa Rodinal (1:25), Paterson Acuspeed, etc.
D. REVELADORES DE NITIDEZ Y ACUTANCIA:
Aunque la nitidez depende de muchos factores, está condicionada mayoritariamente por el tamaño del grano. La acutancia es la medida física de la nitidez de una imagen fotográfica y representa la diferencia entre dos tonalidades distintas y contiguas, es decir la nitidez y definición del borde de los objetos representados en el negativo.
Son reveladores con gran acutancia: Kodak D-76 (1:1), Agfa Rodinal, Paterson Acutol FX-14, etc.
E. REVELADORES DE AMPLIA GRADACIÓN:
Consiguen el màximo intervalo de grises de una escena dada. Aumentan la sensación de volumen y dan profundidad a la imagen. Son los más usados para fotografía artística de calidad.
Son reveladores de este tipo: Kodak D-76, Paterson Acutol, etc.
F. REVELADORES DE ELEVADO CONTRASTE:
Dan negros muy intensos y contraen enormemente la escala tonal. Kodak D-8, D-11, Tetenal Dokumol, etc.
G. REVELADORES DE EXTREMO CONTRASTE:
se suelen emplear con películas "lith" o de alto contraste para producir imágenes sin grises, similares a dibujos a plumilla.
Son de este tipo: Kodalith Super RT, Agfa Gevalith, Tetenal Dokulith, etc.
H. REVELADORES ULTRARÀPIDOS:
se utilizan para obtener negativos urgentes para radiografías, "Foto-Finish" en carreras, agencias de noticias, etc. Actualmente están siendo desplazados por copias POLAROID.
Pertenecen a este grupo: Kodak Quick-Finish, Tetenal Monopres, etc.
I. REVELADORES UNIVERSALES:
Pueden usarse tanto para revelar negativos como copias en papel. Son de este grupo: Tetenal Eukobrom, Kodak Universal, Valca Universal, etc.
Además existen otros muchos reveladores para fines específicos: radiografías, reveladores tropicales, monobaño, de dos baños, etc.
No todos estos reveladores son aptos para todos los tipos de película, en general películas de grano fino admiten reveladores de grano fino, gran acutancia, muy compensadores, etc. Y las películas rápidas o de alto contraste necesitan reveladores enérgicos.
En algunas ocasiones, se desconoce el tipo y sensibilidad de la película; en estos casos se puede recurrir al revelado por aproximación por el llamado "método de la gota" que consiste sencillamente en tomar una gota de revelador a cierta temperatura, y depositarla sobre la emulsión en un trozo de esa película recién velada. Nada más echar la gota se aclara instantáneamente el color de la emulsión para luego, más volver oscurecerse más despacio. El tiempo en segundos, desde que se vuelve blanca hasta que toma un color ligeramente más oscuro que el resto multiplicado por 4, es el tiempo en minutos de revelado para esa película, con ese revelador y a esa temperatura.
Lógicamente este método sólo se usa cuando no queda más remedio y no se sabe nada de la película. También podemos revelar una porción del film de prueba, pero a costa de cortar por medio algún fotograma.
En un curso más avanzado, explicaremos la composición de los reveladores y como controlar sus características variando la proporción de sus componentes.
Gracias a la amplia literatura en química fotográfica publicada en los últimos 100 años, que hoy se encuentra desgraciadamente en desuso por la excesiva manufacturación de los productos, podemos ampliar el grado de control de la imagen preparando nuestros propios reveladores a partir de los centenares de fórmulas publicadas hasta el momento, cada una con distintas propiedades. (Kodak tiene más de 1 millón de compuestos químicos registrados).
Las fotocopias de tiempos que os hemos entregado son los considerados "oficiales" por el fabricante, pero con el tiempo cada uno lo acomoda a su gusto en función de los resultados que pretenda.
© Luis Monje Arenas 2008